Sobrepeso y obesidad: El control del peso

 
 
 

Si bien el problema del sobrepeso y la obesidad puede ser algo que no nos aqueja en lo personal, estoy segura que lo vemos a nuestro alrededor todos los días y no puede pasar desapercibido. En México, país en donde nací y vivo, aproximadamente el 72% de la población adulta tiene sobrepeso u obesidad. No me importa que este sea el primer o segundo lugar mundial en obesidad en esta etapa de la vida. El simple hecho de ver esta cifra debería de impactarnos, porque visto de otra forma, tres de cada cuatro personas adultas en México, tienen un problema de peso.

La obesidad se define como el exceso de peso a expensas de la grasa corporal. Puedes tener exceso de peso muscular y no tener “obesidad”.  En sí, el exceso de grasa corporal es un factor de riesgo para el desarrollo de una variedad de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2 (DM2), la enfermedad cardiovascular (ECV) y el cáncer. La obesidad aumenta el riesgo de síndrome metabólico, DM2 e hipertensión, que juntos aumentan sustancialmente el riesgo de ECV y accidentes vasculares.

El sobrepeso y la obesidad conllevan estereotipos de pereza y falta de autodisciplina. Este prejuicio público hace que la obesidad sea altamente estigmatizada y la discriminación de personas con problemas de peso sea común. Otra posible consecuencia de la obesidad es la baja autoestima y autoimagen, así como el desarrollo de alteraciones de la conducta alimentaria, que podrían llevar a acciones como el vómito, la práctica excesiva de ejercicio para bajar de peso o el hacer dietas nada benéficas para la salud. La obesidad también conlleva grandes costos económicos, porque sus consecuencias para la salud imponen una carga a los sistemas de atención médica y resultan en pérdidas tanto en la productividad laboral, como en la esperanza de vida libre por discapacidad.

Lo más triste es que parece no haber ningún alivio aparente, sobre todo dado el aumento constante de la prevalencia de la obesidad en todo el mundo. Entre 1980 y 2013, la proporción global de adultos con sobrepeso y obesos aumentó de 28.8% a 36.9% en hombres y de 29.8% a 38.0% en mujeres; el aumento combinado en la prevalencia de sobrepeso y obesidad fue del 27.5%.  

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Aunque las personas con sobrepeso y obesidad con frecuencia comunican tener el deseo de bajar de peso y hacer intentos reales para lograrlo, sólo el 20% consigue una pérdida de peso significativa y la mantiene a largo plazo. Por eso los números son desalentadores. El control de peso se refiere principalmente tanto a la prevención de la ganancia de peso, como a la pérdida de peso. 

Al ser tan difícil el lograr bajar de peso, y porque sencillamente el incremento en la edad está íntimamente ligado a una disminución del ritmo del metabolismo, la solución planteada de manera simple – que no lo es así – sería el reducir la cantidad de energía que comemos y aumentar la cantidad de ejercicio que hacemos. Sin embargo, no tomamos en cuenta que con el aumento de edad, también aumentan las actividades que nos distraen de mantenernos saludables. Por ejemplo, pasamos de ser adultos jóvenes estudiantes, a ser adultos responsables que tenemos que trabajar para mantener a nuestra familia, se agregan la falta de  tiempo libre, el cambio de prioridades, en donde tal vez el estrés del trabajo, junto con la falta de tiempo para preparar alimentos saludables, o las copitas de alcohol después del trabajo con la botana para “desestresarnos” y /o la falta de sueño, podrían influir en la ganancia de peso.

Y después de varios kilos extras, nos empieza a entrar la preocupación. ¿Qué puedo hacer para bajar de peso?  No nos gusta escuchar que si bien nos tomó 5-10 años subir 10 o 15kg o más, nos tomará varios meses o tal vez más  bajar este mismo peso, y esto con un gran esfuerzo. Una vez que lo logremos, nos costará aún más mantener el peso al que llegamos.

La mayoría de las guías recomiendan que el control de peso tenga como objetivo perder un 5% a 10% de peso corporal en adultos, ya que tales pérdidas se han asociado con mejoras de salud. Sin embargo, una guía publicada por The Obesity Society and American College of Cardiology/American Heart Association Task Force on Practice Guidelines, sugiere que las pérdidas de peso sostenidas de 3% a 5% pueden producir beneficios a la salud clínicamente significativos y deben fomentarse.

Por lo tanto, debemos todos de hacer un esfuerzo por ayudar a las personas que lo necesiten a bajar de peso aún cuando parezca poco y desde nuestras trincheras y experiencia. No vender falsas expectativas sino fomentar hábitos que se requieren para sostener estos cambios de peso.

Espero a lo largo de escribir este blog, tener la posibilidad de apoyar con mi granito de arena y con la ayuda de la modificación de la conducta alimentaria. Más sobre estos temas en otras ocasiones.

 
 
 

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